Sin tenaza mercantil ni hechizo institucional
por: Juan Nicolás Padrón
Fecha: 2011-02-15
Fuente: CUBARTE
En
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (Capítulo VII
sobre los derechos socioeconómicos, Artículo 115) se definen y
establecen, se reconocen y garantizan, los diferentes tipos de
propiedad: la pública, que es la del Estado; la social o del pueblo, y
la privada, en todas sus manifestaciones: directa, indirecta, ciudadana,
colectiva y mixta. Dentro de la social colectiva se definen las
cooperativas, pertenecientes a grupos de personas que se integran con el
objetivo de aprovechar de manera óptima sus capacidades para uso y goce
común de sus miembros. En realidad, las cooperativas pueden
constituirse en cualquier esfera de los servicios y de la vida social,
aunque generalmente han surgido en los renglones más rentables y de
mayor demanda mercantil, o bajo la protección y el amparo de una fuerte
institución para complementar sus producciones. Es muy raro que un grupo
de chiflados arriesguen capital y vida en un proyecto que apueste por
soñar o librar obsesiones; sería como una estirpe de herederos de Alonso
Quijano que han salido a buscar a menesterosos, a deshacer entuertos y
librar batallas contra El Caballero de la Blanca Luna del Mercado y a
favor de Dulcinea del Toboso de los Sueños. La Cooperativa Editorial La
Mancha es un ejemplo de cómo se puede seguir al Caballero de la Triste
Figura en sus recorridos, para funcionar desde la cultura con un modesto
programa de publicaciones de alta calificación en el trabajo editorial,
destinado a enaltecer el espíritu y cultivar la inteligencia, sin
tenaza mercantil ni hechizo institucional, en plena era posneoliberal y
henchido camino hacia el socialismo venezolano del siglo XXI.
Oscar
Sotillo y Janette Rodríguez son las cabezas visibles en este territorio
de La Mancha; son gerentes, directores y administradores; editores,
redactores, correctores y diseñadores; asistentes, asesores, evaluadores
y secretarios; imprenteros y encuadernadores; comercializadores,
libreros y especialistas en promoción y publicidad; almaceneros,
ayudantes, choferes…; sin plan técnico económico ni documento
metodológico para discutir, ni programa de inversiones, mucho menos
“orientaciones del organismo superior” –entre otras cosas, porque no hay
“organismo superior”–; carentes de plantillas, ni siquiera las
desinfladas… Con la adarga necesaria en un brazo y la espada del saber a
la mano andan desde 2002 cuando nació este proyecto, primero con el
periódico o revista cultural La Mancha– registrada en junio de 2003, luego de varios números publicados–, en
el que confluían obras de los diferentes géneros literarios y análisis
de diversos procesos culturales, así como opiniones y debates en torno a
la sociedad y a la política vinculada con la cultura, no solo en la
comunidad sino en todo el país. A partir del periódico surgió la idea de
fundar un programa de radio comunitario y algunos proyectos
audiovisuales; con toda esta extensión del trabajo cultural, se presentó
la necesidad de incursionar en el mundo de la edición de libros. Como
editores forjados bajo este imperativo, diseñaron sus primeras
colecciones: “la buena calle” y “sin límites”; la primera, con cuidados
poemarios casi todos inéditos, sin atender a propuestas de los
paradigmas legitimados por el mercado o las instituciones, y la segunda,
dedicada a selecciones de poetas venezolanos, acompañados por creadores
afines de otros países. La editorial La Mancha ha seguido creciendo con
la inclusión de nuevas colecciones como “tinta socialista”, que acoge
textos relativamente breves encaminados a comunicar el pensamiento
revolucionario a colectivos comunitarios.
La
cooperativa editorial La Mancha es un proyecto de comunicación
alternativa que en siete u ocho años puede exhibir más de cien números
de revistas, una amplia y enriquecida programación radial, más de diez
cortos y documentales sobre historia y actualidad cultural venezolana,
un catálogo editorial de más de veinte libros de poesía y ensayo, una
amplia socialización y promoción de la cultura en presentaciones en
Ferias y diferentes eventos, talleres de confección de libros
artesanales y de dibujo para niños, muralismo y comunicación visual, de
diseño de textos, afiches y logos, etc. La Mancha, desde su segundo
aniversario en 2004, organiza anualmente el Encuentro de Experiencias de
Comunicación Alternativa y Comunitaria Impresa, AndoComunicando, con el
objetivo de generar espacios para la discusión de estos temas, y
favorecer las soluciones emanadas de la experiencia colectiva que mayor
impacto hayan logrado: una manera auténtica de enriquecer el diálogo
social y cultural en los territorios. Este tipo de comunicación
alternativa propone un nuevo paradigma lo mismo para las zonas urbanas
de gran concentración poblacional o en sitios rurales aislados, donde
los ciudadanos habían asumido históricamente un papel pasivo ante a los
medios; con la participación activa de las personas en sus reales
problemas en el barrio o en la comunidad, y al convertir en
protagonistas sistemáticos a los propios líderes comunitarios, nadie
podrá hablar en nombre de ellos, pues por primera vez se escuchan las
voces ocultas del pueblo que dialogan entre sí, un mecanismo que
significa un paso verdadero en la construcción del legítimo poder
popular.
¿A
quiénes les interesa la comunicación alternativa? Seguramente será a
aquellos que sientan la necesidad de discutir sinceramente, de manera
respetuosa, con los implicados en los problemas directos de los barrios,
sin intermediarios políticos ni fiscalizadores mediáticos. Con una
comunicación alternativa manejada profesionalmente, sin malintencionados
impactos publicitarios desestabilizadores contra el sistema socialista,
pero también sin anodinas informaciones complacientes que ocultan y
acomodan ineficiencias burocráticas, es muy poco probable que pueda
justificar un ejecutivo, incluso hasta un ministro, sus desatenciones,
negligencias, inconsistencias o erráticas decisiones. El genuino sentido
de transformación del poder para hacerlo popular, para que el ciudadano
común se encuentre más comprometido con los problemas de su entorno, es
el que impulsa a estos nuevos medios, que no pocas veces han padecido
una torpe “atención” paternalista, en ocasiones hasta irrespetuosa con
su trabajo. Este sistema alternativo tiene que luchar contra
incomprensiones estatales o hacer frente a quienes pretenden dominar
este proyecto socialista y llevarlo a un paradisíaco estado acrítico,
que entregue incondicionalidad a cambio de apoyo, una vieja estrategia
heredada del poder capitalista. La emancipación real de los medios
comienza por socializar las críticas y los elogios sin secretos, con el
dinamismo que requiere la propia vida y sin esperar ningún tipo de
respuesta burocrática.
El periódico La Mancha mantiene
un perfil cultural de amplia y abierta participación ciudadana, resulta
un espacio de comunicación en que se mantiene una constante
confrontación de ideas sobre los temas más preocupantes para la
población. El primer número, salido por los días del paro petrolero en
Venezuela, fue un verdadero “bautismo de fuego”, y desde entonces ha
dado cabida a más de doscientos poetas, narradores, fotógrafos,
ilustradores, artistas plásticos, músicos… que nunca o muy pocas veces
habían publicado un trabajo. La Mancharadio,
que tuvo su escuela y antecedente en la radio comunitaria La Voz de
Guaicaipuro en los Altos Mirandinos, sale al aire desde 2005 a través de
RNV Activa 103.9 FM, los lunes de 8:00 a 10:00 p.m., bajo la
coordinación del músico Francisco Issa. También la cooperativa ha
trabajado con Catia TV, televisora comunitaria del oeste, en Caracas;
con alguna tecnología, han filmado unos veinte proyectos audiovisuales
comunitarios, en los que guión, rodaje y distribución se hacen entre
todos; algunos de ellos son: Miranda
vuelve a Caracas, Simón y Manuelita, los amantes, Aquí y ahora, El
Querrequerre, Solidaridad, tesis popular, Caracas desnuda,
AndoComunicando 2005, Guatemala, mirada íntima… cuyos
temas informan o proyectan una valoración histórica y contemporánea de
las realidades de nuestros pueblos que habrán de darse prisa para
conocerse mejor, “como quienes van a pelear juntos”; hasta un premio de
municipalidad ya ganaron por una filmación en Amazonas. La proyección
cultural de la cooperativa no descuida a las culturas originarias de
América en un país en el que todavía los libros de texto, cuando se
refieren a los indígenas, hablan en pasado; ni a los afrodescendientes,
carentes aún de la visibilidad necesaria; tampoco la presencia femenina,
en una sociedad que todavía no ha logrado eliminar la real
discriminación de las mujeres.
Por
supuesto, un proyecto así solo puede ser posible en un país como
Venezuela, que destina el 30% de su fabuloso Producto Interno Bruto a la
educación y a la cultura, que es uno de los motores impulsores del
ALBA, donde existen más de 250 radios comunitarias, unos 300 periódicos
alternativos y 24 televisoras manejadas por las comunidades. La divisa
bolivariana de “aprender haciendo”, tomada del maestro Simón Rodríguez,
forma parte de un compromiso de los integrantes de La Mancha con el
proyecto socialista de la Revolución Bolivariana que encabeza el
presidente Hugo Chávez. Por tal razón, durante 2007 la cooperativa editó
textos plegables experimentales con el título de “tinta socialista” que
circularon encartados al periódicoLa Mancha en
tirajes mensuales de unos 2 000 ejemplares, que permitieron difundir el
pensamiento socialista a más de 90 colectivos socioculturales y
políticos de 32 ciudades en 19 estados. Ahora, como parte del catálogo
editorial de La Mancha Ediciones, la colección “tinta socialista”, fue
inaugurada en 2010 con el cuaderno Karl Marx: guía para rebeldes, de
Mike González, miembro del Partido Socialista de los Trabajadores del
Reino Unido, historiador y profesor de la Universidad de Glasglow, en
Escocia; simpatizante del proceso venezolano, colabora en la educación
popular con este texto de unas 90 páginas, en el que se sintetiza la
vida de un Marx siempre joven y revolucionario, profundamente crítico y
visionario, un científico tan antidoctrinario que, ya viejo, ante la
autocalificación de marxistas adoptada por sus seguidores, se preguntaba
si él mismo lo era. Libros como estos son los que promueve la
cooperativa para quitarle las sábanas al fantasma del comunismo, un
terror que todavía se inculca en el siglo XXI más o menos con los
mismos argumentos del XIX infundido aquí por una impresentable derecha
oligárquica que se ha ido quedando sin proyecto político ante las
evidencias de beneficio popular y aprendizaje sistemático del pueblo
venezolano como arma de lucha definitiva para su emancipación.
Bajo
el principio de que no hay Revolución sin teoría revolucionaria y que
todos tienen el deber y el derecho de conocer y manejar las ideas, pues
no son cotos exclusivos de jefes de partidos ni de intelectuales de
academia, estas publicaciones contribuyen a la genuina transformación de
las conciencias para lograr hombres nuevos y libres. Pero estos breves
textos de pensamiento marxista en manos de colectivos comunitarios y
basados en fuentes originarias, sin intermediarios, no son suficientes;
hay que atender otras zonas que contrarresten la enajenación consumista,
salden el enorme abismo heredado de una sociedad individualista y
garanticen el cultivo de la inteligencia y la sensibilidad
imprescindibles para la formación de una nueva conciencia. Formar
lectores para la causa revolucionaria constituye uno de los retos de la
cooperativa, pues los ciudadanos que solo se interesan por la política,
por lo general están trabajando para escalar posiciones de liderazgo, no
pocas veces un indicativo de falsedad. Además, atender el reclamo de
escritores que dejaron de ser inéditos gracias a La Mancha ediciones,
constituye un compromiso fundamental en esta nueva etapa que vive
Venezuela. Un lugar privilegiado lo tiene la poesía con su colección “la
buena calle”; en sus primeros cuatro títulos de 2006 –25 madrugadas de Gastón Fortis, Entre la miel y el látigo de Alejandra Segovia,Panfleto de Oscar Rodríguez Pérez y Juegos de guerra de
Libeslay Bermúdez–, con un sobrio, original y elegante diseño de
cubierta, con solapa y enumerados, se presenta este proyecto que tiene
en cuenta el equilibrio de género en una digna y variada poesía.
La
colección “la buena calle” apuesta por mejorar la calidad dentro del
universo artesanal y en 2008 presentó cuatro entregas más –Por decir algo de Oscar Sotillo Meneses, Temporal de Kattia Piñango Pinto, Luz fluida, signos derramados de Nicanor Cifuentes Gil y Aljibe de
Rocío Navarro Amaro–; en esta ocasión se calcularon con exactitud los
pliegos para no dejar páginas en blanco después del colofón y se
eliminaron las solapas sin perder información visual ni recargar la
cubierta, una verdadera reelaboración artística ante los retos del
ahorro. La propuesta de 2009 –Espiralario de Oscar Fernández Galíndez, Después de octubre de Sylvia Paola Sabogal, Temporada de huracanes de Marlon Zambrano e Imaga la mar del alma de
Sandra Cardozo Cuñarro– continuó enriqueciendo la colección con algunos
cambios en el diseño de cubierta y contracubierta, que reafirmaron el
carácter de la serie editorial por años dentro de la colección; lo más
importante es que ha mantenido la calidad literaria de cada uno de los
volúmenes y ya se ha convertido en un referente importante para
jerarquizar a la poesía venezolana más reciente. Los últimos títulos de
la colección: Simplemente mujer de Beatriz Aiffil, Zona muerta de Oswaldo González, Mis palabras nuestras de Janette Rodríguez yAntiversos del desempleado de
Ricardo Romero, presentados en la Feria Internacional del Libro de
Venezuela 2010, ratificaron el compromiso con la calidad y la honestidad
intelectual como principales legados de una cooperativa que merece ser
más conocida. No por gusto La Mancha se alzó con dos galardones en el VI
Premio Nacional del Libro de ese mismo año: por el periódico
alternativo La Mancha y por la colección de poesía “la buena calle”, ya con 16 títulos de sostenido valor literario.
La
Mancha Editores continúa con una experiencia y abre una nueva etapa de
trabajo para darse a conocer más en el exterior. Para eso trabaja en
selecciones de poetas y poemas de Venezuela conjugados con los de otros
países; la colección “sin límites” ha realizado dos compilaciones: Tierra común. Poesía de Venezuela y Colombia, con 20 autores y autoras de los dos países, presentada en Bogotá, y Sueño urgente. Poesía de Venezuela y México, también
con una veintena de artistas de ambos sexos, recientemente “bautizado”
en la FILVEN 2010. En ambos volúmenes puede destacarse el minucioso
trabajo editorial, al ser presentado cada autor con foto y datos sobre
su vida y obra, y lograr un equilibrio temático y estilístico que
reafirma el sentido ecuménico y democrático que proyecta la cooperativa
en el trabajo cultural. La Mancha tiene intenciones de realizar para
2011 una compilación similar entre Venezuela y Cuba. Los seguidores de
Don Quijote, Oscar y Janette, estarán en la Feria Internacional del Libro de La Habana de 2011,
acompañados del escritor Gastón Fortis y de la colaboradora de La
Mancha, Dayana López. No hay que convocar al retablo de Maese Pedro para
declararse convencido de que lo visto en la cueva de Montesinos es
verdadero, ahí está la historia de La Mancha para dar fe de que son
viables otras formas de organización para el trabajo editorial.
Temática: Libro y Literatura